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martes, 29 de marzo de 2011

“Si la Fe de la Iglesia se debilita, el Exorcismo pierde eficacia” - P. François Dermin

“Si la Fe de la Iglesia se debilita, el Exorcismo pierde eficacia”
P. François Dermin


Comienza un curso sobre el exorcismo en el “Regina Apostolorum”


ROMA, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El padre François Dermin, presidente nacional del Grupo de Investigación e Información Religiosa (GRIS en sus siglas en italiano), prior del convento de Santo Domingo de Bolonia y profesor de teología moral, italiano con orígenes canadiense es uno de los profesores del curso de exorcismo que realizará esta semana el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma.

Se trata de curso de una semana que sin embargo, no transforma en exorcista a quien lo frecuenta, pues para ello es necesario el permiso del obispo y un camino de formación práctica que no siempre es fácil de realizar debido a la falta de exorcistas con experiencia.

A pesar de que la existencia o no del demonio, las posesiones y el satanismo son cuestiones de cada vez mayor interés, el presidente del GRIS explicó a ZENIT que sobre el demonio en materia teológica se sabe lo mismo de lo que se sabía antes, aunque ahora es más fácil distinguir las enfermedades de los casos de presencia del maligno. En este caso el punto central es el discernimiento del exorcista que se puede apoyar incluso en consultas con médicos especialistas.

jueves, 3 de junio de 2010

Benedicto XVI: Santo Tomás, el “Doctor angélico”

Benedicto XVI: Santo Tomás, el “Doctor angélico”


CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el texto de la catequesis que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy durante la Audiencia General, con los peregrinos congregados de todo el mundo en la Plaza de San Pedro.


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Queridos hermanos y hermanas,

tras algunas catequesis sobre el sacerdocio y mis últimos viajes, volvemos hoy a nuestro tema principal, es decir, a la meditación sobre algunos grandes pensadores de la Edad Media. Habíamos visto últimamente la gran figura de san Buenaventura, franciscano, y hoy quisiera hablar de aquel que la Iglesia llama el “Doctor communis”: es decir santo Tomás de Aquino. Mi venerado Predecesor, el Papa Juan Pablo II, en su encíclica “Fides et ratio” recordó que santo Tomás “ha sido siempre propuesto por la Iglesia como maestro de pensamiento y modelo del modo recto de hacer teología” (n. 43). No sorprende que, después de san Agustín, entre los escritores eclesiásticos mencionados en el Catecismo de la Iglesia Católica, santo Tomás sea citado más que ningún otro, ¡hasta sesenta y una veces!. Fue llamado también “Doctor Angelicus”, quizás por sus virtudes, en particular la sublimidad de su pensamiento y la pureza de su vida.

Tomás nació entre 1224 y 1225 en el castillo que su familia, noble y rica, poseía en Roccasecca, en las cercanías de Aquino, cerca de la célebre abadía de Montecassino, adonde fue enviado por sus padres para recibir los primeros elementos de su instrucción. Algún año después se trasladó a la capital del Reino de Sicilia, Nápoles, donde Federico II había fundado una prestigiosa Universidad. En ella se enseñaba, sin las limitaciones vigentes en otros lugares, el pensamiento del filósofo griego Aristóteles, al cual el joven Tomás fue introducido, y cuyo gran valor intuyó enseguida. Pero sobre todo, en aquellos años transcurridos en Nápoles, nació su vocación dominica. Tomás fue de hecho atraído por el ideal de la orden fundada no muchos años antes por santo Domingo. Con todo, cuando se revistió el hábito dominico, su familia se opuso a esta elección, y fue obligado a dejar el convento y a transcurrir algún tiempo en familia.

En 1245, ya mayor de edad, pudo retomar su camino de respuesta a la llamada de Dios. Fue enviado a París para estudiar teología bajo la guía de otro santo, Alberto Magno, sobre el que hablé recientemente. Alberto y Tomás estrecharon una verdadera y profunda amistad y aprendieron a estimarse y a apreciarse, hasta el punto que Alberto quiso que su discípulo le siguiera también a Colonia, donde él había sido enviado por los superiores de la orden a fundar un estudio teológico. Tomás mantuvo entonces contacto con todas las obras de Aristóteles y de sus comentaristas árabes, que Alberto ilustraba y explicaba.

martes, 23 de febrero de 2010

La contemplación filosófica y mística del P. Andereggen - Martín F. Echavarría

La contemplación filosófica y mística del P. Andereggen
Martín F. Echavarría

 
Contemplación filosófica y contemplación mística.
Desde las grandes autoridades del siglo XIII a Dionisio Cartujano.
Ignacio Andereggen
Buenos Aires, Editorial de la Universidad Católica Argentina, 2002, pp.598


El P. Ignacio Andereggen es profesor de teología dogmática y de filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma), en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma) y en la Pontificia Universidad Católica Argentina (Buenos Aires), además de socio correspondiente de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino y de la Religión Católica. El libro que presentamos es su Tesis de Doctorado en Teología por la Gregoriana -ya era Doctor en Filosofía por la misma universidad con su estudio sobre “La metafísica de Santo Tomás en la Exposición al De Divinis Nominibus de Dionisio Areopagita”, Editorial de la Universidad Católica Argentina, Buenos Aires 1989. Entre sus numerosas publicaciones se cuentan también los libros: “Introducción a la Teología de Tomás de Aquino”, Editorial de la Universidad Católica Argentina, Buenos Aires 1992 [trad. italiana, Dehoniane, Roma 1996]; “Hegel y el Catolicismo”, Editorial de la Universidad Católica Argentina, Buenos Aires 1995; “La psicología ante la gracia”, Ediciones de la Universidad Católica Argentina, Buenos Aires 1997, 1999; “Sacerdozio e pienezza di vita. Teologia e spiritualità sacerdotale nel Concilio Vaticano II e in San Tommaso d'Aquino”, Edizioni Dionysius, Roma 2003; además de numerosos artículos en publicaciones periódicas especializadas, y de su colaboración en la obra colectiva “Storia della Teologia” (Dehoniane) con artículos sobre san Alberto Magno y santo Tomás.

La obra que nos ocupa se debe englobar en un proyecto más amplio de investigación teológica y filosófica que intenta comprender el proceso que va desde las grandes figuras de la mística de la era patrística y escolástica, con especial interés en la obra del Pseudo-Dionisio Areopagita y de su inmensa herencia espiritual, que pasa a través de autores a veces no tan conocidos –como Thomas Gallus-, hasta san Alberto, san Buenaventura y santo Tomás, para culminar en los grandes autores espirituales de inicios de la modernidad, especialmente en san Juan de la Cruz; y, por el contrario, causando una reacción de sentido opuesto, pero de raíces también espirituales, en la modernidad, culminando en el sistema de Hegel, con sus consecuencias después en la cultura y en la praxis de la vida cristiana.

En este contexto, “Contemplación Filosófica y contemplación mística” ocupa un puesto clave, pues se trata de comprender la transición desde las grandes autoridades de la escolástica, especialmente san Buenaventura y santo Tomás de Aquino, a la espiritualidad moderna, a través de la síntesis que de la misma ha sido elaborada por el Doctor Extático, Dionisio el Cartujo. No se trata sólo de un estudio histórico sobre este autor tan prolífico como poco estudiado, en especial de su “De Contemplatione”, sino en el fondo de lograr una comprensión teológica y espiritual de aquello que de más genuino y perenne hay en la gran mística medieval.

Sobre el Comunicado de Prensa emitido por el Comité Ejecutivo de la CEA respecto del Aborto en Argentina

Semántica cobarde para un Catolicismo en retirada  Ernesto Alonso        Es poco decir, “semántica cobarde” para calificar y enjuiciar el Co...

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