sábado, 4 de diciembre de 2010

Teólogos católicos deben amar a Dios y estar en comunión con la Iglesia, afirma Papa Benedicto XVI

Teólogos católicos deben amar a Dios y estar en comunión con la Iglesia, afirma Papa Benedicto XVI


VATICANO, 03 Dic. 10 (ACI).- Al recibir este mediodía a los miembros de la Comisión Teológica Internacional, que acaban de celebrar su sesión plenaria, el Papa Benedicto XVI resaltó que para desarrollar bien su trabajo los teólogos tienen que amar a Dios y estar siempre en comunión con la Iglesia.

En su discurso en italiano el Santo Padre señaló que "quien ha descubierto en Cristo el amor de Dios, insuflado por el Espíritu Santo en nuestros corazones, desea conocer mejor a Aquel por quien es amado y que ama. Conocimiento y amor se sostienen. Como han dicho los Padres de la Iglesia, quien ama a Dios está destinado a convertirse, en cierto sentido, en un teólogo, en alguien que habla con Dios, que piensa en Dios y busca pensar con Dios".

"Mientras que el trabajo profesional del teólogo es para algunos una vocación de gran responsabilidad ante Cristo y la Iglesia. Poder estudiar profesionalmente a Dios mismo es poderle hablar –dice Santo Tomás de Aquino– es un gran privilegio", continuó.

El Papa afirmó luego que "la reflexión sobre la visión cristiana de Dios puede ser una valiosa contribución tanto para la vida de los fieles como para nuestro diálogo con los creyentes de otras religiones y también con los no creyentes".

En la teología, prosiguió, "tratamos de comunicar a través del 'logos' lo que 'hemos visto y oído'. Podemos pensar en Dios y comunicar lo que pensamos porque Él nos ha dotado de una razón en armonía con su naturaleza. De hecho, conocer a Dios en su verdadera naturaleza es la manera segura de garantizar la paz. Un Dios que no se percibe como fuente de perdón, no puede ser luz en el camino de la paz".

"Ningún sistema teológico puede subsistir a menos que esté impregnado por el amor de su divino 'Objeto', si no se nutre siempre del diálogo –es decir, de la aceptación en la mente y en el corazón del teólogo– con el Logos divino, Creador y Redentor".

En este sentido el Papa señaló que la teología "debe ser fiel a la naturaleza de la fe de la Iglesia: centrada en Dios, enraizada en la oración, en comunión con los demás discípulos del Señor garantizada por la comunión con el Sucesor de Pedro y todo el Colegio de los Obispos".

Benedicto XVI dijo además que "esta acogida y transmisión del Logos también tiene como consecuencia que la misma racionalidad de la teología ayuda a purificar la razón humana liberándola de ciertos prejuicios e ideas que pueden ejercitar un fuerte influjo sobre el pensamiento de cada época".

"Es necesario resaltar de otro lado que la teología vive siempre en continuidad y en diálogo con los creyentes y teólogos que han venido antes de nosotros, porque así como la comunión eclesial es diacrónica (ocurre a lo largo del tiempo), también lo es la teología".

El Papa subrayó que "el teólogo nunca parte de cero, sino que considera como maestros a los padres y teólogos de toda la tradición cristiana. Enraizada en la Sagrada Escritura, leída con los Padres y Doctores, la teología puede ser una escuela de santidad, como lo testimonió el beato John Henry Newman. Descubrir el valor permanente de la riqueza transmitida por el pasado es una contribución importante de la teología en el ámbito de las ciencias".

Benedicto XVI afirmó también que "Cristo ha muerto por todos, incluso si no todos lo saben o lo aceptan. Habiendo recibido el amor de Dios, ¿cómo podríamos no amar a aquellos por quienes Cristo ha dado la propia vida?. 'Él ha dado su vida por nosotros, entonces tenemos que dar la vida por nuestros hermanos'. Todo esto nos lleva al servicio de los otros en nombre de Cristo, en otras palabras, el compromiso social de los cristianos proviene necesariamente de la manifestación del amor divino".

"La contemplación de Dios revelado y el amor al prójimo no se pueden separar, incluso si se viven de acuerdo con diferentes carismas. En un mundo que a menudo aprecia muchos dones del cristianismo –como por ejemplo la idea de la igualdad democrática, hija del monoteísmo evangélico– sin comprender la raíz de sus ideales, es particularmente importante mostrar que los frutos mueren si se corta la raíz del árbol".

"De hecho –precisó el Papa– no existe justicia sin verdad, y la justicia no se desarrolla plenamente si su horizonte se limita al mundo material. Para nosotros los cristianos, la solidaridad social siempre tiene una perspectiva de eternidad".

Finalmente Benedicto XVI resaltó que "no se puede ser teólogos en la soledad: los teólogos tienen necesidad del ministerio de los pastores de la Iglesia, como el Magisterio tiene necesidad de teólogos que desempeñen en profundidad su servicio, con la elevación espiritual que esto lleva aparejado".





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